Las nuevas cifras muestran que la quema de combustibles fósiles en el mundo liberará este año más dióxido de carbono, causante del calentamiento global, que nunca antes.
Es otra señal de que los esfuerzos para combatir el cambio climático mediante la reducción de emisiones avanzan demasiado lentamente para cumplir los objetivos internacionales, mientras los países se reúnen en Brasil para las negociaciones climáticas de la ONU COP30.
Pero las emisiones han crecido mucho menos rápidamente durante la última década a medida que las energías renovables han despegado, lo que ofrece la esperanza de que aún se pueda frenar la tendencia al calentamiento global.
Un análisis independiente realizado por el grupo de expertos en energías limpias Ember sugiere que el uso de combustibles fósiles en la generación de electricidad se ha estancado en 2025, en gran medida gracias al rápido crecimiento de la energía solar.
Esto refuerza la idea de que las emisiones globales podrían estar cerca de alcanzar un máximo, aunque es difícil precisar cuándo ocurrirá.
Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2025 son, por supuesto, una estimación, ya que el año aún no ha terminado, pero muestran un panorama mixto.
Se prevé que las emisiones procedentes de combustibles fósiles y cemento aumenten una vez más hasta alcanzar los 38.100 millones de toneladas de CO2, según el equipo del Presupuesto Global de Carbono, que cuenta con más de 130 científicos de 21 países.
Eso supondría un aumento del 1,1% con respecto a 2024.
Sin embargo, se prevé que las emisiones derivadas del cambio de uso de la tierra, como la deforestación permanente, sean inferiores a las del año pasado.
Esto se debe en gran medida al fin del patrón climático natural de El Niño , que puede provocar mayores pérdidas forestales, pero es la continuación de una tendencia a largo plazo.
Esto significa que, en conjunto, se espera que las emisiones totales derivadas de todas las actividades humanas alcancen los 42.200 millones de toneladas de CO2 en 2025, una cifra ligeramente inferior a los 42.400 millones de 2024.
Lo que resulta más claro, según el equipo, es que las emisiones han crecido más lentamente durante la última década (un 0,3% anual) en comparación con el 1,9% anual de la década anterior.
Según afirman, en los últimos 10 años, 35 países redujeron significativamente sus emisiones de combustibles fósiles al tiempo que impulsaban sus economías. Esto representa casi el doble que en la década anterior.
«Todavía no estamos en una situación en la que las emisiones disminuyan tan rápidamente como deben para hacer frente al cambio climático, pero al mismo tiempo hay muchos avances positivos», dijo Corinne Le Quéré, profesora de ciencias del cambio climático en la Universidad de East Anglia.
Las emisiones han crecido mucho menos rápidamente que antes «debido al extraordinario crecimiento de las energías renovables en China y otros lugares», añadió.
¿Cerca del pico?
Este efecto del auge de las energías renovables se pone de manifiesto en las emisiones del sector eléctrico.
Según el grupo de expertos Ember, se prevé que la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles se estanque o incluso disminuya ligeramente este año, por primera vez desde la pandemia de Covid-19.
Lo inusual de este año, dice Ember, es que esto ha ocurrido a pesar de que la demanda de electricidad aumentó drásticamente, en lugar de ser consecuencia de una recesión económica.
Y la demanda adicional de electricidad de este año ha sido más que cubierta por la energía eólica y, en particular, por la solar.
«Durante décadas y siglos, los combustibles fósiles fueron la única forma en que realmente podíamos hacer crecer nuestra economía, y en la última década, eso ha cambiado por primera vez», dijo Nicolas Fulghum, analista senior de datos de Ember.
«La energía solar está creciendo a un ritmo récord, más rápido que cualquier otra fuente de electricidad en la historia», añadió.