‘Nostalgia peligrosa’: ¿el ‘pacto del olvido’ de España tras Franco dejó a la nueva generación vulnerable a la extrema derecha?

El cementerio municipal de Ingorrubio, situado donde los suburbios del noroeste de Madrid se desvanecen en el campo, debió de suponer una especie de decepción para un hombre que originalmente fue enterrado con una cruz de 150 metros de altura como lápida y cuatro enormes arcángeles de bronce para que lo vigilaran.

Pero seis años después de que sus restos fueran exhumados del grotesco esplendor del Valle de los Caídos y trasladados en helicóptero a Mingorrubio para su nuevo entierro, Francisco Franco al menos está en buena compañía.

En el lado opuesto del cementerio al mausoleo del generalísimo se encuentra la tumba de su mano derecha, Luis Carrero Blanco, cuya vida y mandato como primer ministro llegaron a un final repentino por una bomba que lanzó su coche por los aires a más de 30 metros de altura en 1973. También están enterrados en el cementerio el sanguinario dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo y Carlos Arias Navarro, conocido como el «Carnicero de Málaga» por su brutal represión durante la Guerra Civil Española.

Fue Arias quien, hace 50 años, un jueves, dio la noticia de la muerte del dictador a la nación en una famosa transmisión televisiva .

“Españoles, Franco ha muerto”, dijo el presidente del Gobierno, visiblemente afligido. “El hombre excepcional que, ante Dios y ante la historia, asumió la inmensa responsabilidad del servicio más exigente y abnegado a España , ha dado su vida, consumida día tras día, hora tras hora, en el cumplimiento de una misión trascendental”.

Medio siglo después, los actos y el legado del hombre cuyo golpe militar contra el gobierno republicano dio paso a una dictadura de cuatro décadas basada en la ideología autoritaria del nacionalcatolicismo, siguen atormentando, dividiendo y confundiendo a la España del siglo XXI.

El actual gobierno, liderado por los socialistas, que ha continuado la labor de sus predecesores introduciendo una legislación sobre la memoria democrática destinada a ayudar al país a superar la era franquista, está utilizando el 50 aniversario de su muerte para pregonar la transformación de España en una democracia europea moderna y progresista.

Pero esta serie de eventos que se prolongará durante todo el año también pretende servir como recordatorio de la potencia del fascismo en un momento en que la extrema derecha está de nuevo en marcha y atrae a votantes jóvenes que no recuerdan —y tienen escaso conocimiento— de la dictadura.

“Las encuestas nos han demostrado que alrededor del 24% o 25% de las personas de entre 18 y 30 años dijeron que no les importaría vivir bajo un régimen autoritario”, dijo Fernando Martínez López, historiador que se desempeña como secretario de Estado para la Memoria Democrática de España.

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