Los precios de los carburantes continúan bajando esta semana, según el boletín petrolero de la UE publicado hoy. Según los últimos datos, la gasolina sin plomo de 95 octanos tiene un precio medio de 1,663 euros por litro, mientras que el gasóleo se sitúa en un promedio de 1,654 euros. Esta es la cuarta semana consecutiva en la que la gasolina experimenta una disminución en su precio, volviendo a los niveles que tenía a finales de julio. Por su parte, el gasóleo mantiene los mismos precios que tenía a mediados de septiembre.
Durante doce semanas seguidas, ambos carburantes sufrieron incrementos en sus precios, llegando a alcanzar los 1,760 euros por litro en el caso de la gasolina y los 1,688 euros por litro en el caso del gasóleo. Sin embargo, en estas últimas semanas se ha revertido esa tendencia y los precios han bajado considerablemente.
Por otro lado, la cotización del petróleo sigue siendo inestable. El tipo de petróleo Brent cerró ayer por encima de los 90 dólares, específicamente en 90,04 dólares. Sin embargo, hoy ha descendido ligeramente y al mediodía se encontraba en 89,75 dólares. Aunque ha disminuido, todavía se mantiene por encima de los 84,45 dólares que costaba antes de que Hamás atacara a Israel.
Estas fluctuaciones en los precios del petróleo y los carburantes afectan directamente a los consumidores y a la economía en general. La bajada en el precio de la gasolina y el gasóleo supone un alivio para los conductores y las empresas de transporte, ya que reduce los costes de combustible. Sin embargo, es importante destacar que la volatilidad en los precios del petróleo puede tener repercusiones en otros sectores, como el de la energía y el comercio internacional.
En resumen, los precios de los carburantes siguen disminuyendo esta semana, lo que representa un alivio para los consumidores. La gasolina acumula cuatro semanas seguidas a la baja, volviendo a los niveles de finales de julio, mientras que el gasóleo repite los precios de mediados de septiembre. Mientras tanto, la cotización del petróleo se mantiene inestable, descendiendo ligeramente pero aún por encima de los valores anteriores al conflicto entre Hamás e Israel. Estas fluctuaciones pueden tener consecuencias en la economía y en otros sectores.
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