Un importante centro de investigación sobre biodiversidad se está desmoronando
SAN JOSÉ, Costa Rica – Esta historia no tiene un final feliz. Por el contrario, cuenta la historia de cómo el relativo éxito de un país puede perjudicar las iniciativas para comprender y proteger sus recursos naturales. Fundado en 1989, el Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica (INBio) se derrumba, socavando uno de los pilares de la investigación científica del país. Costa Rica no es la única víctima aquí. En un momento en que cada vez más científicos estudian compuestos vegetales para desarrollar medicamentos que mejoren nuestra calidad de vida o traten enfermedades, todos en el planeta están perdiendo, incluidos aquellos que nunca han oído hablar de INBio.
La importancia de INBIO es clara cuando se observa su productividad: el Instituto ha liderado la investigación en alrededor del 30 por ciento de las especies conocidas de Costa Rica, involucrando a más de 600 investigadores de 42 países diferentes. El sitio cuenta con la segunda colección biológica más grande de América Latina, con más de 3,5 millones de especímenes. A diferencia de otras en América Latina, esta colección está catalogada en línea en su totalidad. Además, más de 25.000 usuarios visitan el sitio web del INBio todos los días y el instituto ha recibido invitados de 125 países diferentes. El trabajo del INBio ha producido 2.500 artículos científicos y ha organizado 316 congresos en todo el mundo.
Entonces, ¿por qué se está derrumbando el INBio? Las razones se remontan al principio.
Origen del INBio
Según la historia oficial, el gobierno de Costa Rica decidió en 1989 que la comprensión de la biodiversidad, la conservación y el uso sostenible es de interés nacional. En consecuencia, decidió establecer un instituto estatal en gran medida autónomo para atender esta necesidad.
Sin embargo, el gobierno no logró poner en marcha el plan, por lo que los partidarios de la idea establecieron un instituto privado sin fines de lucro, y así nació el INBio. Como visión positiva del gobierno, el instituto comenzó a recibir generosas donaciones de organizaciones como la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Fundación MacArthur de Estados Unidos. Con ese apoyo, el INBio creció y maduró y recogió varios galardones, como el Premio Príncipe de Asturias. Investigación técnica y científica en 1995.
Informa Rodrigo Gámez, científico costarricense y fundador del INBio El FinancieroSin embargo, las donaciones comenzaron a disminuir en 2005. En algunos años, el presupuesto del instituto se redujo a $ 5 millones y luego a $ 300,000 en 2012. “Costa Rica se convirtió en una economía de consumo y nos quedamos fuera”, dijo Gámez. “Nunca recibimos ningún apoyo del gobierno. Cada año nuestras operaciones disminuían. Los donantes preguntaban: ‘Si lo que haces es tan importante para el gobierno, ¿dónde está su apoyo?'”.
Entrega de la colección.
INBio sigue funcionando, pero no es lo mismo. El instituto debe vender el terreno al norte de la capital, que incluía un parque dedicado a la educación ambiental (INBioparque). Durante los 15 años de existencia del parque acogió a más de 1,5 millones de personas, muchas de las cuales eran estudiantes. Pero el 31 de marzo, su gestión pasó a manos de una alianza de tres ministerios (Ministerio de Medio Ambiente y Energía, Educación y Cultura). Desde entonces, los ministerios le han pedido al INBIO que continúe administrando el parque por un año más. Otra parte de la propiedad pasará a formar parte del trabajo de conservación nacional. El INBio también debe entregar su colección biológica al Estado. Mantener la colección, que cuesta $300.000 al año solo en electricidad, excede el presupuesto del instituto. La colección vale unos 76 millones de dólares.
Algunos críticos cuestionan el modus operandi del INBio. Vivienne Solís Rivera, bióloga y hermana del presidente costarricense Luis Guillermo Solís, discrepó del exministro de Ambiente y Energía René Castro sobre el origen y funcionamiento del INBio. “En lugar de que los fondos permanezcan en manos de una institución ‘nacional’, o que su trabajo sea igualado por instituciones existentes como nuestro museo nacional”, escribió Solís. La Nación“el trabajo fue para una asociación privada. La institución privada que ahora llamamos INBio inició negociaciones para vender las riquezas de nuestro país a empresas que querían ganar dinero con los compuestos químicos de nuestro país y luego patentar un método de producción médica o cosmética.
Cambio
En realidad, INBio se enfoca menos en mapear la biodiversidad del área, y más en encontrar sus usos y aplicaciones.
Randall García, director del INBio, defendió el trabajo del instituto. El INBio “manejó el tema y la biodiversidad mejor que cualquier otro país del mundo”, dice, diciendo que gracias al INBio, “ningún otro país ha desarrollado un inventario nacional de biodiversidad como Costa Rica, y ningún otro país tiene información tan detallada sobre la especies presentes en sus áreas protegidas”.
No obstante, García reconoció que la inestabilidad económica “ha sido el principal límite de esta institución de grandes logros”. INBio aún emplea al mismo personal y cumple acuerdos de servicio con 45 países.
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