El refugio de la prisión de México se eleva hacia el Océano Pacífico
Islas Marías, una cadena de islas frente a la punta mexicana de Nayarit, es una isla paradisíaca en el Pacífico. Especialmente ahora que la prisión se ha ido.
Su isla principal, María Madre, ha albergado a 3.000 prisioneros desde 1905, durante la época de represión de Porfirio Díaz. Sin embargo, su clima óptimo lo hace más apto para huéspedes privilegiados, ya lo anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador a principios de 2019 cuando se dieron a conocer los planes para el destino turístico. En el mismo año, la prisión se cerró como medida de reducción de costos y como resultado de varias reformas de justicia penal.
Todavía está emergiendo como un destino viable. La prisión se está transformando en un centro de educación ambiental, el Centro de Educación Ambiental y Cultural Muros de Agua-José Revueltas, que lleva el nombre del recluso más famoso de la prisión.
Por el momento, sin embargo, no se permiten pernoctaciones. Las autoridades son muy cuidadosas para proteger su ecología. La reserva es un excelente lugar para observar tiburones ballena o loros, y es un importante sitio de anidación para muchas aves, tiburones y tortugas marinas.
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hogar de especies como el loro cabeciamarillo, es un excelente lugar para la observación de aves. También se dice que sus arrecifes de coral y sus condiciones para surfear son increíbles.
Sin embargo, su historia con los humanos puede parecer extraña y, a menudo, oscura. Sus primeros prisioneros fueron opositores al régimen de Porfirio Díaz y soportaron condiciones brutales. Sus prisioneros más nuevos disfrutan de ciertas libertades en la isla debido a su aislamiento -es un viaje en bote de cuatro horas desde el continente- y están custodiados por solo 49 guardias y 80 miembros del personal naval. Los verdaderos ejecutores fueron los tiburones y las aguas picadas.
Pero Animal Político informó de un motín en 2013 cuando los presos se quejaron de la falta de agua y comida y de la dificultad para recibir visitas de familiares. Los visitantes pagaron altos costos de viaje y soportaron un tedioso proceso de verificación para llegar a la isla.
Cuando se construyó la prisión, fue aclamada como una instalación a prueba de fugas, al igual que Alcatraz. Aun así, se informaron al menos 76 fugas en los últimos 25 años, 29 solo en 1986. Se culpó en gran medida a los guardias corruptos y solo 10 fueron capturados.
Tal vez las prisiones de la isla estén pasando de moda. La Isla del Diablo en la Guayana Francesa, inmortalizada en la película “Papillon”, fue cerrada en 1946. La famosa película Alcatraz en San Francisco también fue cerrada en 1963. Posteriormente, otras en Chile, Costa Rica y Brasil fueron cerradas. El más repentino fue en El Frontón, Perú, en 1986, cuando el gobierno usó cañoneras para sofocar un motín y mató a más de 100 prisioneros, informó Associated Press.
En marzo de 2018, López Obrador se reunió por primera vez con empresarios de Nayarit y planteó la posibilidad de convertir a la isla en un polo turístico.
“Lo que era infierno se está convirtiendo en paraíso”, dijo López Obrador.