La oportunidad de crecer como personas ⋆ Noticias de Costa Rica
A veces la vida duele. Y a veces tiembla tanto que parece difícil levantarse. Y es que cuando vivimos un hecho doloroso, de alguna manera entramos en intensos procesos emocionales. Unos procesos en los que hemos entrado por la lentitud de la realidad, pero de los que, si queremos salir de ellos, necesitamos mucha potencia. De lo contrario, la amargura y el dolor nos consumirán.
De hecho, permanecer atrapado en el dolor es una elección personal. Así, anclados en el sufrimiento, evitamos el camino interior que culmina en la aceptación, la serenidad de la comprensión y el crecimiento personal.
PROPINA: Obtenga nuestro contenido más reciente suscribiéndote a nuestra newsletter. no te lo pierdas noticias importantes en Costa Rica. haga clic aquí.
“El dolor no te hace sufrir. El dolor te hace más consciente. Y cuando eres consciente, la miseria desaparece”.
-Osho-
El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional
Tanto el dolor como el sufrimiento son parte de la vida. Cabe señalar que a menudo usamos estos dos términos indistintamente. Sin embargo, para gestionarlos adecuadamente, es importante comprender qué los distingue.
La mujer sufre en silencio
En su dimensión psicológica, el dolor es un sentimiento que puede aparecer en determinadas situaciones o problemas. Afecta física, emocional y mentalmente y dura hasta que la persona puede recuperarse. En este sentido, el dolor significa aceptar y conectar con lo que sentimos. También cabe señalar que su duración es proporcional a la magnitud del evento que la produjo.
“Cuando el dolor pasa, tendemos a olvidarlo. En cualquier caso, los avances de la ciencia a través de la anestesia y la analgesia nos han hecho menos acostumbrados al dolor que nuestros antepasados. Este es el hecho que justifica el hecho de que le temamos cada vez más”.
Por otro lado, el sufrimiento va un paso más allá. Cuando somos incapaces de aceptar la realidad y seguir adelante con nuestra vida, surge el sufrimiento. Este estado nos lleva una y otra vez a pensamientos y sentimientos que nos desequilibran y nos pueden enfermar. Así, el sufrimiento sería una consecuencia innecesaria del dolor.
“En pleno invierno finalmente descubrí que tenía un verano invencible en mí”.
-Albert Camus-
Cabe señalar que el sufrimiento se vuelve mucho más intenso y duradero que el dolor emocional, y puede durar indefinidamente. Por ejemplo, el duelo es inevitable cuando pierdes a un ser querido. En el caso de que esta herida no cicatrice y cierre, llegará el sufrimiento. Este último impide la posibilidad de aceptación y crecimiento.
Crecimiento a través del dolor
El crecimiento postraumático ocurre cuando una persona acepta lo sucedido y reconstruye sus creencias. Es un proceso similar a cuando una persona tiene que reconstruir su casa después de un terremoto. Después de un evento triste, tenemos la oportunidad de pensar en cómo queremos reconstruir nuestra vida.
Por otro lado, estas nuevas creencias que adjuntamos a nuestros planes también contribuyen al desarrollo de la resiliencia. De la misma manera, durante este proceso de reconstrucción, una persona suele descubrir sus propias fortalezas y cualidades que antes no conocía.
“Encuentra un lugar en ti mismo donde haya alegría, y esa alegría quitará el dolor”.
-Joseph Campbell-
Y en realidad, nada tiene el poder de hacernos infelices excepto nuestra propia actitud. Según el psicoterapeuta Joan Garriga, cualquier pérdida puede convertirse en una oportunidad para crecer como persona, relajarse y soltar apegos e identificaciones.
Asimismo, el gran riesgo de los procesos dolorosos es que no sean superados y colocados en posiciones existenciales que alimentan el sufrimiento: queja, víctima, venganza, rigidez, orgullo… En este sentido, cabe señalar que el dolor es un proceso inherente a la existencia. y es importante crecer y entender en qué estamos participando de una manera más enriquecedora.
“He sido un hombre afortunado en la vida, nada fue fácil para mí”.
-Sigmund Freud-
Y en el camino, todos aprenden…
Todos aprenden especialmente sobre lo que es doloroso y, en última instancia, puede causar sufrimiento. Cuando tocamos el dolor más desgarrador, tomamos conciencia de la fragilidad al ponernos en una posición que nos permite sentir nuestra grandeza, nuestro valor, como nadie.
Una mujer camina descalza por la carretera
Y en el camino aprendes que todo cambia y siempre sale el sol tras un cielo nublado, con la belleza y el poder de nuevos amaneceres. Y es aquí que encontramos el poder que vive en nosotros, que vencemos el camino doloroso y la inercia que nos ha llevado a recorrerlo.
En el camino del dolor, también se observa que del caos surge siempre un nuevo orden; un nuevo orden con aprendizaje integrado y experiencia para continuar el progreso. Cada vez más ligereza, cada vez más sabiduría, cada vez más calma y conciencia de que los momentos de dolor pueden ser momentos de grandes cambios… y por qué no, de grandes oportunidades.
“Las personas más hermosas que he conocido son aquellas que han conocido la derrota, el sufrimiento, la lucha, la pérdida y han encontrado la salida de las profundidades”.
Social media expert. Award Winning TV Lover. Future teen idol. Music Evangelist. coffee guru